La presión era máxima y la fiesta la liberó con la fuerza de los corchos al destaparse las botellas para el brindis. Un empate a cero bastó para lograr el título, haciendo insuficiente la victoria 2-0 del Real Esppor sobre Yaracuyanos en el Brígido Iriarte. Un gol más de los blancos hubiese enviado la definición a un juego extra. Dos más, le hubiesen dado la corona.
El Petare, además, fue un rival más que digno. Le puso difíciles las cosas a los aurinegros desde el inicio y provocó más de un escalofrío al guardameta Manuel Sanhouse. Fue el reflejo del campeonato, parejo, definido por mínimos detalles.
El Táchira, motivado tras desplazar de la cima al Esppor hace una semana, comenzaba con ese empuje que le puso arriba, generando ocasiones de Sebastián Hernández y Jorge "Zurdo" Rojas, pero fue perdiendo fuerza. El Petare respondió con el orden y el carácter que le tuvo con vida hasta el final y su portero Alan Liebeskind fue un muro.
El Esppor tardaba solo 20 minutos en anotar sus dos dianas y lo sabía el Táchira y su técnico Jorge Luis Pinto, suspendido, sentado en las tribunas, radio en mano.
"Pomponio" Morales estrelló un balón en el poste y avisaba que los petareños no iban a despedirse sin hacer sufrir al campeón. No se desdibujaron nunca y no fue hasta la expulsión de Evelio Hernández que el Táchira encontró la calma final.
Aunque el gol no llegó, ello no impidió alcanzar el objetivo. Su gente enloquecía. El partido del Esppor había terminado y el título era un hecho. Táchira salía en hombros.
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